Murcia, capital del barroco

 
La ciudad de Murcia es una urbe donde se funden los estilos y las culturas, un lugar en el que la vida se hace en la calle y en el que el visitante puede disfrutar del trazado medieval de las antiguas morerías y juderías, al tiempo que contempla las fachadas renacentistas y barrocas o visita los muchos monumentos que guarda el casco histórico.
Sus orígenes se remontan al año 831, cuando Abderramán II mandó construir una urbe como capital de toda la provincia califal. Así nació Mursiya, la actual ciudad de Murcia, emplazamiento amurallado y estratégico a orillas del río Segura.
En el siglo XII, Ben Hud, el “Rey Lobo”, la hizo capital de Al-Andalus y, un siglo después, Alfonso X El Sabio la anexionó a Castilla.
La ciudad conserva un gran número de testigos de su historia y su cultura, entre los que destaca su monumento más emblemático, la Catedral de Santa María, con más de 600 años de historia. Coronada por una hermosa y esbelta torre, una de las más altas de entre las iglesias de España, tiene una grandiosa portada barroca de calizas blandas y mármoles, obra del arquitecto Jaime Bort. Otro estilo, el plateresco, tiene doble representación en la Catedral murciana con la fachada de la Cruz y la capilla de los Junterones, mientras que el gótico florido alcanza su cenit en la Capilla de los Vélez.
Pero la ciudad de Murcia guarda otras muchas sorpresas. El primer colegio Jesuita de España, por ejemplo, se ubicó aquí. El turista encontrará a su paso numerosas edificaciones barrocas, como las Iglesias de la Merced, San Miguel o San Juan de Dios, así como con importantes edificios del siglo XIX, entre ellos el Ayuntamiento y dos de los símbolos arquitectónicos de la ciudad: el Teatro Romea y el Casino, que ubicado en plena Trapería, se ha convertido en la actualidad en símbolo de la capital y en centro dinamizador de la cultura.
Murcia también alberga diversos museos, entre los que destaca el Museo Salzillo, dedicado al importante escultor murciano y maestro del Barroco, Francisco Salzillo, donde se exponen sus magníficas tallas, de apariencia casi humana y rica policromía, que procesionan en la mañana del Viernes Santo murciano en uno de los desfiles más reseñables de la Semana Santa.
 
Otros centros expositivos que complementan la oferta cultural de la ciudad son el Museo de Santa Clara, el Ramón Gaya, dedicado a este genial pintor; el de Bellas Artes, el Arqueológico, el espacio Molinos del Río-Caballerizas, el museo de la Catedral, el de la Ciudad, el museo San Juan de Dios y el de la Ciencia y el Agua, especialmente pensado para los más pequeños. También son dignas de visita las salas de exposiciones Almudí, Verónicas, San Esteban y Caballerizas.
Los alrededores de la ciudad también poseen gran interés turístico. En el Parque Natural de El Valle, el viajero puede acudir al Centro de Visitantes de La Luz, junto al eremitorio del mismo nombre. En él, una exposición permanente sobre los primitivos asentamientos íberos muestra la historia del lugar.
El centro está dotado de cafetería-restaurante y de un Departamento de Actividades de la Naturaleza, desde donde organizan rutas de senderismo y escalada a lo largo de todo el año. A escasos minutos, a través del Sendero Cultural de El Valle, se llega a la Ermita de San Antonio el Pobre, de estilo barroco murciano y hoy convertida en Centro de Visitantes. Enclavada en un lugar privilegiado, cercano al Convento Franciscano de Santa Catalina del Monte, aquí se expone y explica la vida, usos y costumbres de los eremitas que poblaron el lugar.
En la pedanía cercana de Algezares, en pleno Parque Natural, se erige el Santuario de la Virgen de la Fuensanta del siglo XVII, patrona de la ciudad.
El visitante descubrirá que Murcia es la ciudad ideal para disfrutar de los paseos y de la calma, gracias a su primavera constante, sin olvidar de la gran oferta comercial y gastronómica que ofrece la capital de la Región.